A veces las mujeres
no quieren “Ni chicha, ni limonada”. Hay
días complicados y el deseo se apodera del cuerpo, dan unas ganas de ir a la
cama, pero no por sexo, sino por una buena maratón de cura de sueño.
Cuando una mujer no
es la sonriente y empieza a estresarse, como todo ser humano, los adjetivos que
empiezan a aparecer entre murmullos de los compañeros de trabajo y amigos son:
“Está con su regla”, “Debe ser el síndrome pre-menstrual”, “Quizás sea una
menopausia temprana”, “La dejó su marido”, “Debe estar con la depre”, “Le falta
su agarre”, “Le falta sexo”, “Le falta un hombre de verdad”, en fin, le FALTA
SEXO para que sea feliz, entre otras bravuconadas. Y todo alrededor de la
mujer; y sus emociones tienen que ver exclusivamente con el sexo y sus
variantes.
Para ellos,
nosotras somos locas, complicadas, alteradas y emocionales. Así, de la nada, lo
dicen tan sueltos de huesos y tan seguido, tanto hombres como mujeres ante la
más mínima alteración de “Cómo se comporta una persona normal”, ¡zas!, aparece de
inmediato calificativos que nos reduce a un ser que está trastornada por la
falta de sexo.
Sin embargo, cuando
esto le sucede al hombre, las reacciones no son las mismas. Los mismos hombres
y mujeres al percibir en un hombre alguna alteración en su conducta piensan: “Debe
estar pasando por un problema, por un mal momento o está teniendo un mal día”.
Esto se traduce así: “Debe estar estresado”, “Tiene problemas de dinero”,
“Trabaja demasiado ¿Así quién no se cansa?”, “Quizás le robaron”, “Debe ser su
familia”, “Dicen que su mamá ya está en las últimas”, “¡Cáncer a la próstata,
Diabetes, la calvicie!”, “Su novia está con él por interés”
Acaso alguien
piensa: “Debe ser una especie de climaterio avanzado”, “Su mujer ya no quiere
tener sexo con él, porque es aburrido en la cama”, “Nadie quiere tener sexo con
él”, “No es bueno en la cama”, “Ya no le dan bola las mujeres”, “Se
ha dado cuenta que en lo que se refiere al amor y al sexo, es un fracasado”,
“Le falta una mujer con urgencia”, “Le falta sexo, en definitiva le falta
sexo”.
Según el juicio
popular, a las mujeres nos tiene y mantiene locas el sexo o la falta de sexo. A
los hombres, en cambio, les alteran las cosas realmente importantes de la vida
como el trabajo, la carrera, los estudios, la economía, la salud y la familia.
Se dice que los
hombres son más prácticos y que usan su lado racional, mientras nosotras usamos
el drama, la depre, la verborrea excesiva, la dependencia crónica de tormentos
diarios y nuestro popular lado emocional. Conozco muchas excepciones a esta
supuesta regla. Hay hombres más complicados y densos.
Los hombres no
necesiten sexo para resolver sus paltas existenciales, un buen psicoanalista,
quizás. Pero mis oídos aburridos jamás me han hecho decir: ya olvídate hombre,
lo que necesitas es salir y levantarte a alguien.
Somos tan complejas
como cualquier otro ser humano, no importa el sexo ni la orientación sexual.
Todos tenemos problemas, malos momentos, malos días, malas temporadas o hasta
un mal año (o quizás toda una década). Muchos necesitamos hablar de lo que nos
ocurre para ver más claro, otros lo procesan en silencio y aunque la procesión
vaya por dentro, por fuera no hay una carita feliz, porque simplemente no
podemos ser caritas felices todo el tiempo. Qué dolor de mandíbula daría eso.
Si un revolcón es
la medicina perfecta para que las mujeres dejen de hacer tanto problema y joder
con sus rollos, entonces la vida es más fácil de lo que yo pensaba. El hombre
sí tiene problemas serios y yo que pensaba que estábamos en desventaja.
Así es que,
muchachos de todas las generaciones ya sabemos que el sexo tampoco es para
volvernos locas.
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