AKRA

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jueves, 1 de noviembre de 2018

Al maestro con cariño


 


Ser hija de una maestra no es fácil. Siempre he sentido las ausencias. Nunca pude ver a mi madre sentada en las tribunas aplaudiendo mi actuación por el “Día de la Madre” o el “Día del Maestro”, porque en ese momento estaba ocupada haciendo recuerdos para que otros niños entreguen a sus padres. Apenas la conocían en mi aula, ella no podía acudir a las juntas de padres de familia, porque justo ese día estaba entregando libretas y tenía que comunicar los logros de sus alumnos. Me tocó ver cómo consolaba con amor a sus estudiantes, no saben cuántas veces me sentí mal cuando abrazaban a mi madre y le decían “mamá”. Son innumerable las noches que me tocó verla desvelarse por hacer proyectos y fichas pedagógicas, me quedaba dormida repitiendo: “Mamá, ven a dormir conmigo”.

Yo sé que a ella también le ha dolido sacrificar tiempo de mi crecimiento por cumplir con su labor, con esa vocación de maestra que la hizo y le hace feliz. Sin embargo nada se compara con el orgullo que siento cuando en la calle las personas le agradecen todo lo que hizo por ellos. Inflo mi pecho cuando me dicen que mi madre ha sido la mejor maestra que les pudo haber tocado y me preguntan y me dicen cosas como: "¿Eres hija de la maestra? Qué suerte tienes, tu mamá vale oro, fue mi maestra y siempre le voy a estar agradecido".

Son más las satisfacciones que las ausencias y es por ello que me indigna escuchar frases como: “¡Qué buena vida llevan los profesores, tres meses de vacaciones!”, “Son unos vagos”. ¡Sí!, a mí como a muchos nos duele que por culpa de maestros que no tienen vocación, que maltratan, no entran a clases, seducen a sus alumnas, etc, se ensucie la imagen de los verdaderos educadores.

Ser profesor es una ardua tarea, implica tener paciencia, empatía y mucho amor. Ser docente requiere valores y vocación. El maestro marcará para siempre el futuro de sus alumnos. Recuerdo que una vez mi profesora de quinto me dijo que  las matemáticas no solo son números, sino también una forma de ver el mundo, la vida y su evolución”; si alguna vez recordaste momentos como éste, entonces la enseñanza valió la pena. Todo lo que aprendemos en la escuela influirá de alguna manera en nuestra vida futura.

Mi mamá como muchos profesores estuvieron en huelga, porque siguen vulnerando sus derechos, porque siguen pisoteándolos y porque las cabezas de estos grupos sindicalistas terminan llevándose la tajada más grande de la torta, mientras que el resto de docentes ganan descuentos y aumentan horas de clases, esperando con fe que algún día todo mejore.

Yo estoy de acuerdo que mi madre como muchos otros maestros luchen por lo que les corresponden. Así como ella, hay muchas personas que se han sacrificado, hay miles que tienen historias similares. Ellos están peleando para que se les respete todo lo que han luchado, trabajado y estudiado. Están exigiendo que el gobierno les dé su lugar, el lugar que se merecen.

La educación va a mejorar cuando los docentes tengan capacitaciones más frecuentes y mejores salarios, no sólo los que están en las ciudades, sino también aquellos que están en la zonas más apartadas y vulnerables del país. Porque el verdadero maestro es el que enseña con pasión y vocación.

Por eso y por más… al maestro con cariño y a la hija de la profe, también


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