El
deseo puede ser estimulado siempre y cuando tengas ganas de hacerlo.
¡Concéntrate! todo puede suceder en cuestión de segundos.
Siempre me gustaron los polvos mágicos. De niña, en los
cumpleaños creía inocentemente que el mago creaba conejos con solo
espolvorear un poco dentro de su sombrero. Con el pasar de los
años entendí que los polvos mágicos se reducían solamente a un par de cosas y
la mayoría tenía relación con lo sexual, por ejemplo, cuando el enamorado de mi
amiga desapareció por arte de magia cuando ella le confesó que estaba
embarazada.
Yo lo experimenté de la misma manera y pasé a tener un padre
ausente que abusó de sus polvos mágicos y desapareció, una actuación que solo
en los circos sorprenden. Así como mi padre, existen un sinnúmero de hombres
que desaparecieron cuando la responsabilidad se cruzó en su camino, como si la
calentura sin protección fuese una justificación para que el mago haga de las
suyas.
¡Suena muy familiar! Suena justo como nuestra vida.
Intentamos muchas cosas para ser felices, pero al final
algo falla en algún momento: familia,
amigos, bienes, trabajos, dinero, viajes… todo falla, porque para volar hace
falta más que fe y confianza… también necesitas polvos mágicos, pero no para
desaparecer, sino para ser feliz.
La
vida está llena de embrujos, la mayoría
de ellos vienen cargados de emociones que pueden hacerte llegar a tocar el
cielo o el infierno, depende de la manera que utilices la varita.
¿Feliz
día del padre? Justamente son esos polvos mágicos que hacen que muchos hombres
y mujeres no encuentren sentido al tercer domingo de junio y en vez de
convertirse en un día para rendir homenaje, se vuelve un día en el que recordar
las ausencias prolongadas se hacen eternos momentos de reflexión.
Recuerdo
cumpleaños, navidades y fiestas en casa, por lo general, las ocasiones
especiales, eran esas que se tornaban tristes al sentirse la ausencia de mi
padre. Nunca me afectó al punto de sentirme menos que otros niños, al contrario,
disfruté de mi vida y de la valiosa madre, aquella que tenía los suficientes
huevos que no supo utilizar mi padre.
Como
a la vida le gusta esparcir polvos mágicos solo para ver los efectos que
genera, el karma se encargó de traer de vuelta a mi padre, quien quiso llenar
sus ausencias en una época en la que ya me había convertido en toda una mujer,
curiosamente en esa época, mis sentimientos no eran recíprocos y es donde uno
se da cuenta, que todo en la vida es retribuido según las decisiones que se
tomen.
A
pesar que sabemos del poder de los polvos y del poder de su magia, se siguen
tomando decisiones sin pensar en las consecuencias a futuro, podemos observar
embarazos no deseados, padres ausentes, jóvenes sin la madurez suficiente para
criar hijos, los que con el tiempo pueden volverse parte un círculo vicioso que
genera violencia y muerte. Luego nos preguntamos ¿Por qué? , cuando la
respuesta está en nuestras decisiones. ¿Qué pasó con mi padre? Lo perdoné, pero
nada de eso le devuelve a él los momentos perdidos de mi vida, tampoco me
devuelve a mí su presencia, pero la vida sigue y se cosecha lo que se siembra.
Recordar
pasajes de mi vida me han dado ganas, muchas ganas, pero no de tener hijos,
sino de polvos, pero ¡ojo!, de esos polvos que de verdad generan magia. Yo
quiero polvos mágicos, pero de esos que dan felicidad, no de los que regalan
ausencias.
En
este día del padre, un saludo a aquellos que realizan esa labor como verdaderos
hombres. Son pocos, pero existen… Disfrutemos bien de los polvos y empecemos a
hacer magia…
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