Nos mira
desafiante, sabedora de que está ganando la más malvada de las partidas. Baila
con sensuales movimientos y mientras se despoja de su ropa, se entrega de
cuerpo entero al mejor postor. Dicen que ser prostituta no es nada fácil
y la política muchas veces ha sido comparada con este oficio sexual. ¿Por qué
será?
La prostituta tiene el rostro de campaña electoral:
Denuncias, marchas, lavado de dinero, investigaciones con nombres de película de
Hollywood. Y así, va robando lenta y cruelmente frente a nuestro mirar
desorbitado y sin capacidad de reacción. Detrás de cada cargo, hay una boca
cerrada, una mano abierta, un sobre y una promesa secreta. El juego trata en
sobrevivir y respirar el aire de alquiler que sabemos se agotará cuando la
prostituta lo decida.
El pantano en el que vivimos nunca antes ha sido tan
sucio. La sociedad está atónita viviendo la catástrofe política, un circo por
el que pagamos y somos espectadores.
Pablo Macera señaló: “El Perú es un burdel”, el
historiador nos condenó a todos a convertirnos en simples habitantes de un
prostíbulo. Pero la cosa no quedó ahí, con el tiempo, el psicólogo Baldomero Cáceres refutó lo siguiente: "Macera se equivoca. Los
burdeles son lugares bien organizados". Con lo que zanjó el tema.
Es muy probable que muchos candidatos no hayan leído a
Pablo Macera y Baldomero. No son conscientes que el burdel puede cambiar de
tarifa, según sean los clientes. Y en el Perú ya estamos en otro nivel, la
tarifa ha subido, ahora todo cuesta y todo favor es devuelto.
El país está de cabeza, la política ha embrutecido a
muchos, las expresiones politiqueras son tan fanáticas que nadie puede decir lo
que piensa sin sentir miedo a ser amenazado, recibir golpes y un amor
desmedido, pero con ansias de matar.
Estamos en una fiesta interminable y exclusiva, un
proceso de resaca por la embriaguez. La adorada política se ha transformado en
un tema de dinero, es decir, en un asunto comercial.
En las farmacias del país se debe haber agotado el
gravol, porque a la gran mayoría nos apesta estas campañas y nos dan ganas de vomitar.
Hemos tenido de todo en el menú político, un congreso
que “lava pies”, que duermen rico, que les da amnesia y no recuerdan dónde
estudiaron, “mamanis videos”, presidentes en “cana” y hasta el “viejito bonachón”
que bailaba sin ritmo, salió trasquilado.
Hoy los nuevos postulantes a gobernadores distritales,
provinciales y regionales, muestran su mejor rostro, a todos sin excepción le
caes bien cuando el resto del año no existías. Se parecen al gato con botas,
con esa cara de chantaje para obtener algo, con esos ojos hermosos que quieren
manipular, pero que ya nadie cree.
“Yo tengo fe de que todo cambiará”, dice la letra de una canción, pero
yo me di por vencida y sólo espero que los nuevos políticos trabajen más y se
prostituyan menos.
Y así, pasa el tiempo y muchos quieren ser esa
acompañante bien pagada que hace de tus
noches y días, una fantasía, pero ¡ojo! “pagando, pagando”…
La política es la prostituta que muchos añoran ser… “Puta por elección”
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