Un
susurro al oído, una caricia, una cena, una copa de vino, un poco de pasión y
buena dosis de amor. Existen muchas maneras de encender a la pareja, las
mejores son las que emocionan y erizan la piel, las otras, generan gritos,
pánico y sufrimiento.
"Si no eres para mí, no serás
para nadie". Ella nunca se imaginó que esa sería la última frase que escucharía antes
de arder en llamas. ¡No es no! ¿Tan difícil es entender eso? Él la quemó dentro
de un bus por no corresponder a sus pretensiones amorosas, el resto de historia,
ya todos la conocen.
Ella aún sigue
dormida, no se imagina con lo que tendrá que enfrentarse, ya no podrá utilizar
el maquillaje que tanto le gustaba, tampoco podrá ponerse el vestido rojo que
utilizó en la última fiesta en la que bailó,
disfrutó y pensó lo afortunada que era de vivir. Despertará y no se reconocerá,
sentirá que su vida no tiene sentido, tratará de borrar las marcas que le dejó en
la piel. Algunos
le echarán la culpa, dirán por qué no denunció, por qué no gritó, dirán que era
tarde para estar sola en la calle, otros llegarán a decir que le dio motivos,
que le sembró ilusiones, cuando lo único que hizo es lo que todas hacemos
“atrevernos a volar muy alto en un mundo
sin aire”.
Las
quemaduras pasan, con el tiempo también pasa el dolor, pero ¿Cuándo pasará el
machismo? De los puñetazos y patadas se ha pasado a acuchillar, a descuartizar,
a prender fuego y a matar. La violencia contra la mujer se está volviendo cada
vez más brutal. La situación es preocupante y las medidas adoptadas nunca son
suficientes. La noticia que hoy nos impacta, será reemplazada por otra más
conmovedora y nos olvidaremos de Eyvi, como nos hemos olvidado de la mujer de
la maleta o de la mujer calcinada en su estética. Nos olvidaremos y la vida
seguirá y estos monstruos seguirán haciendo daño y matando sueños.
Muchas mujeres mueren en manos de
sus parejas, otras no logran escapar de su acosador y quedan con cicatrices de por
vida. El feminicidio muestra el real contexto de violencia y discriminación
hacia la mujer, convirtiéndose en uno de los principales problemas sociales que
tenemos que enfrentar, pues es evidente que las construcciones sociales de
nuestra sociedad toleran la violencia basada en la discriminación de género.
Que los hombres sigan maltratando
y matando mujeres, da rabia, mucha rabia, rabia que ya no admite excusas para
gritar: ¡Paren ya!, porque en cada mujer
que golpean, en cada mujer que matan, nos golpean un poco a todas…nos matan un
poco a todas”.
Por eso, ENCIÉNDEME el cuerpo, el alma, la vida…
pero con besos, con caricias, con esa locura de amor que devuelve la vida…
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