AKRA

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jueves, 1 de noviembre de 2018

Si es flexible, es mejor


Siempre me ha encantado llevar todo al extremo y lo he disfrutado muy bien hasta terminar chupándome los dedos. Cuando todo se acababa sentía un placer, luego aparecía el sentimiento de culpa y me preguntaba ¿Por qué lo hice?
“Comer de todo no es sano” me hacía hincapié mi madre, diciéndome sutilmente que estaba comiendo demasiado y que eso me pasaría factura y no se equivocó, de aquella época a la actual, subí como 10 kilos, aquellos que estorban, irritan, estresan y además de todo, incomodan y entristecen. “No quiero engordar pero quiero comer”, entre rabietas me recriminaba, sin embargo hacer dieta o ejercicio no era lo mío, pensaba que eso significaría morir en el intento de bajar de peso, sin embargo estaba equivocada, ahora me río de todas las cosas que pensé sin conocer la realidad a fondo.
Visité uno y otro doctor,  sentía que algunos me engañaban y me consolaban por lo mal que me sentía con mi peso, hasta que llegué a la persona indicada que me ayudó a mejorar mi estilo de vida. Entendí que dieta es equivalente a una alimentación saludable, que consiste en dar al cuerpo los nutrientes necesarios, sin obsesiones ni restricciones innecesarias. Mi nutricionista me explicó  la importancia del agua y me recordó que debo moverme con más frecuencia y accedí a hacer ejercicios y sudar rico, tanto que ahora me siento extraña cuando no lo hago.
En este punto apareció la flexibilidad y no me refiero a algún movimiento elástico del kamazutra, claro que  no, sino más bien a no seguir un régimen alimenticio que te prive de todo, sino de que comas de todo pero de manera inteligente, es decir, prefiero un buen pedazo de pollo a la brasa con ensalada, que una hamburguesa con las cremas chorreando; si por la tarde tengo antojos puedo comer un chocolate en vez de una gaseosa; puedo elegir un batido de frutas y sacar de mi lista un pastel con crema chantillí. Como ves todo es cuestión de elección, porque al final del partido, estarás satisfecho pero sin antojos innecesarios.
La alimentación saludable es un éxito, se basa en una alimentación rica y equilibrada, la cual  mejorará nuestra condición física y nuestro sistema inmunológico, así como incrementará nuestra felicidad.
Además, previene gripes y resfriados: Comer saludablemente hará que nuestro cuerpo se encuentre más sano y pueda combatir de forma más eficiente los virus que puedan enfermarnos.
Mejora nuestro bienestar y nuestra calidad de vida: Las comidas rápidas o ricas en grasas saturadas (comida chatarra) suelen tener un proceso de elaboración muy insalubre, lo cual afectará a nuestra salud a largo plazo y supondrá un malestar en el día a día. Al contrario de la alimentación saludable que te aporta vitalidad y ganas de desarrollar tus actividades diarias.
Energía extra: Los alimentos ricos en proteínas, tales como el huevo o la carne, pueden darnos mucha energía, que nos ayudará a afrontar con más ganas y entusiasmo el día. Además, al poseer más energía, el cuerpo nos exigirá una mayor actividad con el objetivo de quemarla, así no solo mejoraremos nuestra alimentación, sino que también incrementaremos el ejercicio físico.
Vivir más años: Una comida sana bien balanceada ayudará no solo a vivir más años, sino a hacerlo mejor, brindando calidad de vida.
Reduce el estrés: Ciertos alimentos tienen la capacidad de moderar la producción de cortisol causante del estrés en el organismo. En una dieta saludable algunos alimentos  que contienen vitamina C como las naranjas, ácidos omega 3 y magnesio ayudan a reducir el estrés.
Así que, si estás buscando equilibrar tu vida, estar más activo y controlar tu peso para verte mejor y estar mejor, nada mejor que una dieta saludable. No se trata de restringirse en comer, sino en aprender a comer.
Aprende a comer sano y recuerda, mientras más flexible, es mejor, porque de vez en cuando pecar está permitido…… ¡Sexo y chocolate, por favor!






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