Un verdadero
peligro. Ganas de enloquecer o morir. “Se cansó de ser feliz”, “¿Estás aburrida
de la vida?”, “Tan buena moza y ya quieres eso”, “Piénsalo bien, la libertad es
bella”, son una de las tantas frases que torturan a una novia camino al altar.
¡Cómo joden, en serio!
Estar más de 6
años juntos, pensar que el destino los unió y no hay nadie como él. Recodarlo
al escuchar canciones de amor o que se acelere tu corazón al verlo, pueden ser
algunos de los motivos para decidir casarse. Si crees que estar enamorado es
solo eso, entonces: NO TE CASES.
Hablemos claro, si no te cuesta
madrugar para ir a verla, si no te importa recorrer 800 kilómetros para ir a
darle un beso. Si cada segundo piensas
en estar a solas con ella, si crees que nadie te va querer tanto como él, o
incluso si sientes que es imposible quererle más, NO TE CASES... todavía.
Decidir casarse es un paso que
solo compete a la pareja de enamorados, nadie más puede refutarte o decirte qué
hacer ante ese suceso. Por eso es importante saber cuándo y con quién casarse.
Hace poco vi un reportaje que decía que el mejor momento para casarse no
dependía de la edad, ni del tiempo, sino todo lo contrario, dependía de las
cosas que dejaste de sentir. Suena ilógico, pero es cierto.
Cuando dejes de querer regalarle
la luna, sino ir juntos por ella. Cuando no quieras reír o hablar, pero aun así
hables, rías y permanezcas a su lado.
Cuando la rutina no sea un problema. Cuando entiendas que no es un trofeo
amarlo y casarte, sino que implica un arduo trabajo cuidarlo y mantenerlo vivo.
Cuando dudes, pero igual quieras hacerlo, entonces: ¡Cásate!
Entonces, para casarse no se
requiere de querer hacerlo todo con él, sino de dudar, de tener miedo, de no
querer hacerlo, pero al mismo tiempo hacerlo, porque con esa persona todo es
más hermoso. Suena a sadomasoquismo, pero no lo es. Solo se entiende que el
amor es de a dos y la opinión de un tercero sobra, porque con ese tercero no
vas a destrozar la cama apasionadamente, ni vas a quedarte dormida sobre su
pecho. Simple, casarse no es sinónimo de aburrirse de la vida.
Cuando sientas que es fantástico
estar el uno sin el otro, pero aun así quieras estar junto a él. Entonces, no solo
estarás enamorado o enamorada, sino que estarás preparada para decir ¡Sí,
acepto!
“Hasta que la muerte nos
separe” resulta ser la frase que genera terror en muchos hombres y mujeres. A la hora de la verdad, cuando se está a
punto de enrumbarse hacia el altar, se puede sentir que el corazón sale del
pecho y de inmediato aparecen unas ganas de
correr en cualquier dirección que no sea la iglesia. No es una locura, sucede
y eso no está mal. Sentirlo no está mal, dudar no está mal.
Yo
no me pongo la soga al cuello, la soga la utilizo para otras cosas más
fascinantes en el ring de las cuatro perillas y ¿tú?
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